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EMBARAZO,  LACTANCIA Y ALCOHOL

Publicado por Fisac 02/02/2012 23:29 / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

Cuidados previos al embarazo

Los cuidados prenatales deben comenzar en el momento en que se decide tener un hijo. Incluso, una vez que dejes el método anticonceptivo, debes comportarte como si ya estuvieras embarazada: nada de tabaco, alcohol, estrés, ejercicios violentos...

 

Las primeras semanas después de la concepción, son muy importantes para el correcto desarrollo del feto. Normalmente no hay ningún indicio de que estés embarazada, ni siquiera se ha producido un retraso en la menstruación o algún síntoma que te pueda llamar la atención, pero es precisamente en estos momentos cuando se forman muchos de sus órganos vitales.

 

Hay que tener especial cuidado porque podemos poner en peligro el desarrollo fetal. Si se adopta un estilo de vida sano desde antes de estar embarazada, será más fácil disfrutar de este periodo sin que aparezcan complicaciones.

 

Cuestiones tan sencillas como cuidar la alimentación, consultar con el especialista antes de tomar un medicamento, dejar de fumar y de beber alcohol serán tus primeros actos de amor hacia tu hijo.

 

Actividad física antes del embarazo

Si estás decidida a tener un hijo, es conveniente descansar y dormir más horas, reducir el acelerado ritmo de vida y evitar los ejercicios que requieran mucho esfuerzo. La práctica de un ejercicio suave es aconsejable para reducir los niveles de estrés.

 

Una vida sana ayuda a la concepción. De hecho, antes de que sepas que estás embarazada, los órganos de tu hijo ya se estarán formando y, por eso, debes adoptar hábitos de vida saludables desde el momento que decidas quedarte embarazada. No es el momento de iniciarse en la práctica de algún deporte que no hayas hecho nunca.

 

Consulta con tu ginecólogo qué ejercicio será el más recomendable. Posiblemente te indicará alguno suave como la natación, caminar o algún tipo de gimnasia de mantenimiento.

 

Si te quedás embarazada, no tenés por qué dejar de practicarlos a no ser que lo recomiende el médico.

 

Evitar tabaco, alcohol y medicamentos

 

Tabaco

El tabaco es muy perjudicial para el feto. Si fumas, el bebé que se está gestando también lo hará y si los que fuman son las personas que están a tu alrededor, también están influyendo en él de una manera indirecta.

 

Las mujeres fumadoras tienen menos posibilidades de quedar embarazadas que las no fumadoras y, en el caso de los hombres, se ha comprobado que el tabaco puede reducir la movilidad de los espermatozoides, lo que dificulta la concepción. Este problema se ha agudizado especialmente durante la última década, lo que ha llevado a los expertos a recomendar seriamente planes antitabaquismo en los casos de infertilidad debida al varón.

 

 Además, aumentan las posibilidades de tener un hijo con ciertos tipos de malformaciones congénitas. La nicotina hace que se dupliquen las posibilidades de que el niño nazca antes de tiempo, con todos los riesgos que ello implica.

 

Las fumadoras moderadas también tienen riesgo. Cuando la madre fuma, su bebé hace gestos de desagrado, así lo han confirmado las ecografías, y está recibiendo en la misma medida que vos todas las sustancias nocivas del tabaco. Las mujeres fumadoras tienen más riesgo de placenta previa y más complicaciones en los partos. El consumo excesivo de alcohol durante los tres meses previos a la concepción podría perjudicar el proceso de maduración de los espermatozoides y los óvulos, y también podría dañar al óvulo recién fecundado.

 

ideal es que la mujer deje el consumo de alcohol unos meses antes del momento en que decida tener un hijo. Una vez embarazada, los efectos del alcohol pueden llegar a ser devastadores. Afectan a su sistema nervioso, al corazón, a los riñones y a otros órganos del futuro bebé.

 

El alcohol es la primera causa no genética de retraso mental. Pero además existen evidencias de que el consumo moderado de alcohol produce en el feto carencias fisiológicas y trastornos en la conducta. Se trata de problemas más sutiles, como por ejemplo desequilibrios cognitivos a largo plazo que no resultan evidentes hasta la adolescencia, pero que se hacen más severos con la madurez.

 

Si crees que no vas a poder prescindir de beber alcohol durante estos meses o piensas que tal vez tengas cierta dependencia, conviene que lo consultes con tu médico para intentar solucionar el problema antes de la gestación. Aunque se trate de una droga socialmente admitida, no podemos olvidar los negativos efectos que tienen sobre nuestra salud, especialmente durante el embarazo.

 

MEDICAMENTOS

Antes del embarazo, será el momento, también, de establecer un plan de vida sana y, abstenerte de tomar medicamentos que no sean prescritos por el médico.

 

 

La alimentación

Cada vez es más frecuente que los ginecólogos controlen el peso que se va ganando durante el embarazo, por eso las recomendaciones dietéticas suelen comenzar un tiempo antes de la gestación. Si te has quedado embarazada con algunos kilos de más, tendrás más posibilidades de tener sobrepeso. Y las consecuencias suelen ser perjudiciales: complicaciones en el parto, peor estado general, menos agilidad.

Dolores musculares, riesgo de hipertensión y determinados problemas ginecológicos están relacionados con la obesidad. Si corriges antes este problema, los riesgos disminuyen.

 

 Comienza una dieta sana y equilibrada, rica en legumbres, frutas y verduras frescas. Debes evitar el consumo excesivo de alimentos ricos en azúcar o cereales refinados (como harina, pan, pastas y arroces no integrales), y grasas y aceites saturados o refinados (como grasas animales y margarinas).

 

También es el momento de reducir el consumo de café y otras bebidas con cafeína. En caso de sobrepeso, consulta con tu médico la posibilidad de seguir una dieta para alcanzar un peso adecuado al menos cuatro meses antes del embarazo. Si lo consigues, la ganancia de peso será progresiva y equilibrada y, posiblemente, te resultará más fácil recuperar la línea después del parto.

 

 

La píldora

Conviene dejar de tomar la píldora anticonceptiva por lo menos tres meses antes de intentar concebir un hijo.

No es cierto que las mujeres que han utilizado la píldora durante muchos años tengan más riesgo de no tener períodos, y por lo tanto, tener dificultad para quedarse embarazadas, pero conviene que los ciclos se regulen de forma natural antes de que se produzca la fecundación, y para ello es necesario dejar la píldora unos meses antes. Mientras, se pueden utilizar preservativos.

 

También se recomienda que se produzcan dos ciclos normales antes de la concepción pero, sin embargo, en muchos casos, el embarazo se produce nada más que dejando de tomar la píldora o, en forma excepcional, mientras aún se la estaba tomando.

 

El DIU (dispositivo intrauterino) también debe quitarse con unos meses de antelación. Las mujeres que han utilizado este sistema tienen un riesgo ligeramente mayor de desarrollar enfermedad inflamatoria pélvica, un problema que puede producir un bloqueo de trompas. Por eso hay que hacer una revisión exhaustiva después de su utilización.

 

 

Enfermedades a tener en cuenta antes de quedarte embarazada

Tené mucho cuidado con la rubéola y la varicela. Si no las has tenido, extremá las precauciones.

Las mujeres al planificar la gestación pueden acudir a su médico para saber si están inmunizadas contra la rubéola. Si no lo estuvieran tienen que vacunarse y procurar no quedar embarazadas por lo menos durante tres meses después de la vacunación.

 

Si padecés alguna enfermedad crónica, debes avisar a tu médico antes de quedarte embaraza. Actualmente, la mayoría de los embarazos con cierto riesgo pueden llegar a buen término con una serie de cuidados especiales.

 

Si sos diabética, padeces asma, hipertensión crónica, epilepsia o alguna enfermedad coronaria, debés tener en cuenta que tendrás que recibir una atención especial durante estos nueve meses.

 

Si tomás medicación, quizá haya que controlarla durante la gestación, y tal vez debas acudir a las consultas prenatales con más frecuencia.

 

 

Un cambio de vida

Para la mayoría de las mujeres la maternidad es lo más importante de su vida. Hace años las mujeres vivían para tener hijos. Se preparaban para ello y no se planteaban en ningún momento cómo iba a cambiar su vida aumentar la familia.

Ahora las cosas han cambiado. Desde que se extendieron los medios de planificación familiar, las parejas deciden cuándo y cuántos hijos quieren tener. El perfil de la nueva madre también es distinto: el porcentaje de mujeres jóvenes que trabajan exclusivamente en casa es muy bajo.

 

La incorporación de la mujer al trabajo ha provocado que se retrase la edad del primer embarazo, algo que en principio requiere más atención médica, pero que indudablemente provoca que se trate de hijos deseados y concebidos en plena madurez. Los expertos coinciden en señalar que la maternidad cambia aspectos esenciales de la personalidad de la pareja. Son cambios que merecen la pena, pero hay que tenerlos en cuenta a la hora de decidir si querés aumentar la familia

 

Cambios horarios

Un bebé trastoca el ritmo habitual. Las horas las marca él y su reloj se mueve de toma en toma (cada tres horas más o menos). Durante los primeros meses es muy importante potenciar el vínculo afectivo entre el bebé y la madre por lo que es recomendable permanecer junto a él, cuidarle y ofrecerle todo nuestro cariño. La consecuencia directa de esta dedicación exclusiva es que el tiempo para disminuye considerablemente.

 

Aprenderás a despertarte por las noches cada vez que se queje o llore porque tiene hambre. Durante los primeros meses es casi imposible dormir de un tirón, aunque el organismo se prepara también para esta situación y provoca un cambio hormonal que hace que las vigilias no sean tan difíciles. No es raro que después del primer hijo se modifiquen tus hábitos de sueño.

 

La pareja

 Un hijo afianza la relación de pareja, pero has de tener en cuenta que tu tiempo se reducirá considerablemente. Los hijos requieren mucha atención, y ese tiempo se resta la mayoría de las veces de la pareja, aunque la relación se enriquece y amplía con la llegada de los hijos. Para muchos, supone un descenso en la frecuencia de las relaciones sexuales (sobre todo mientras es un bebé que se despierta a comer por las noches) pero eso no quiere decir que la “calidad” también disminuya.

 

Muchas parejas reconocen que después de tener hijos valoran mucho más el tiempo que pasan juntos. Ahora bien, muchos padres se sienten desplazados con la llegada del bebé. Las madres dedican horas a alimentarlo y cuidarlo y no es raro que el papá se sienta un poco de lado. Permitir que el papá participe en el cuidado del bebé, sería darle un espacio muy importante para él. Es frecuente que lo que antes parecía muy importante, con un hijo quede relegado a un segundo lugar. Las actividades de ocio, las compras o, incluso, el trabajo, ya no es lo prioritario si nuestro hijo nos necesita por alguna razón.

 

Muchos estudios han demostrado que la maternidad nos hace pensar en asuntos de los que antes ni siquiera nos ocupábamos. Un hijo parece sensibilizarnos ante las injusticias y nos impulsa, en muchos casos, a hacer algo por los demás. Ser madre ayuda a ser mejor hija. Es frecuente que los años de adolescencia y juventud nos separen de los padres, pero la llegada de un hijo nos hace ver a nuestra propia madre con otros ojos. La hija ya no es la “niña” sino una mujer que, a su vez, es madre. La relación se vuelve más horizontal, pero con la ventaja de que la abuela aporta tiempo, conocimiento y serenidad... herramientas muy útiles para criar a un bebé.

 

No olvides que convertirte en madre no significa renunciar a las cosas buenas de la vida. Al contrario, la maternidad te llevará a vivir la vida más plenamente.

 

FUENTE:      Llega el Bebe

http://www.llegaelbebe.com/antesDelEmbarazo/desicion.html

 


Publicado por Fisac 9:06 AM / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
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